
Por estos días de alegrías acotadas, rebeliones barriales, reuniones vecinales, enemigos tontos y serviles, parcas ilusiones y sinnúmeros de contaminaciones, el haber pasado la noche del sábado contigo, con tanto despliegue de presencia para luego acabar tirando por el piso y el techo todas nuestras ropas sin previo aviso, es un honor a todas mis causas de amor y/o revoluciones. Es defender la alegría y un poco más.
Yo quiero decirte hombre que hace tiempo que no jadeo con tantas ganas, que hace tiempo que nadie me cura tan bien las nanas y las faltas. Quiero decirte que tu silencio y el mío se escucharon atentamente, que se llevaron muy bien, y que se entendieron.
También quiero decirte que no te diré que me gustaría que me abraces todo el tiempo un ratito, quiero decirte además, que te abrazo todo el día sin que lo sepas.
Pero no lo diré, aunque me duela tu olor de tantas y todas mis ganas de vos, y vos tampoco me lo vas a decir porque todo esto es cosa de boludos, y nosotros somos iluminados, militantes, luchamos para cambiar esta mierda de mundo…
Que locura che, hombre, nene, compañero! Tengo tantas ganas de que me abraces fuerte, tantas ganas de hacerte el amor todo ese rato que es siempre, que ahora mismo se me nubló la vista, y posta, ya sabemos que no soy de permitirme decaídas.
Amar en estos tiempos de cólera estaba fuero de mis planes, obviamente.
Lo cierto es que nunca fui de hacer planes, lo cierto es que desde este sábado a la noche te sigo deseando a riesgo de ablandar otros sentimientos del querer que ni me atrevo a mencionar.
Nada más abrazame, haceme el amor como este sábado a la noche, después o mientras tanta sigamos cambiando el mundo, revolucionando, tirando cohetes o bombas, pero no paremos de hacer lo de este sábado a la noche. Dale?
Isabel Estercita Lew