lunes, 18 de julio de 2011

Pobre lindo, si como dicen LAS APARIENCIAS ENGAÑAN


Las apariencias engañan, otras traicionan al punto de meternos unos cuernos más grandes que nuestro culo. Algunas nos advierten sobre la necesidad inmediata de pedirle un turno al oftalmólogo o de ir reservando un bastón blanco con lazarillo incluido.

Gono Rea Lew

Aquella noche mi bajo ego no le hacía asco a nada. Mis oídos gestionaban lo escuchable y en el caso de fallarle el trámite por falta de recursos le mandaban mensajitos a mis interconexiones neuronales para que pudieran substituir los textos de cualquier lindo versero por los que quería escuchar. Pero esta vez ni me di el trabajo de lo último, estaba segura que él era como el futuro demodé que nos reservaban las puteadas enfáticas, altisonantes, grandilocuentes y truchas del Tano Pasman, pero innegablemente lindo y con seguridad versero, aunque no lo llegué a comprobar..

No es de mi agrado comenzar un relato anunciando el veredicto final, me parece pésimo, es aburridísimo darle fin a lo que no llegó a comenzar. Pero no es el caso, le rogué silencio, me lo traje a casa, nos llenamos de vino y después de un par de besos el lindo se incorporó e indignado me dijo que se iba, que por favor le pidiera un taxi, que ya no podía soportar más a mujeres locas como yo, que le tapaban la boca sin siquiera escuchar que los lindos como él también pueden pensar y que necesitan decir.

Lo vi irse molesto, y traté de reflexionar sobre el hecho de juzgar a las personas sin conocerlas mientras bostezaba ya abrazada a mi almohada y pensando sin culpas que lo llamaría al día siguiente si supiera su nombre y tuviera su celular.

Isabel Estercita Lew

miércoles, 13 de julio de 2011

TRISTEZA NÃO TEM FIM, FELICIDADE SIM


A felicidade é como a pluma
Que o vento vai levando pelo ar
Voa tão leve
Mas tem a vida breve
Precisa que haja vento sem parar

Gono Rea Lew

No me siento bien, la tristeza se me instaló sin intención de una corta visita.

La veníamos remando, digo, la tristeza y yo. Con total respeto, la veníamos remando.

Ella para un lado, yo para el otro, como buscando el mismo objetivo de no encontrarnos.

Que se nos dieron vuelta los remos? Que las corrientes se enloquecieron?… quizás ella no soportaba mi alegría, quizás yo no soportaba la tranquilidad de sus lágrimas, quizás ella no soportaba la soledad de mi alegría, quizás no soportamos la soledad de la triste alegría.

Y un día sin más ni menos nos fuimos tocando, nos fuimos besando… Fue ese beso, esa caricia…

Yo sabía que no debía besarla, sabía que no debía tocarla. Sabía, claro que sabía del irresistible erotismo que me desperta la tristeza. No pude evitarlo, dejé que me lamiera el cuerpo y mucho más, dejé que me besara más adentro de todos mis adentros, que besara todas las bocas de mis bocas…

Le dí todos los permisos y también los permisos de los permisos.

Es sabido que a la tristeza le encanta el poder y que ante cualquier entrega se siente poderosa, por eso me elogió los lugares más íntimos de mi feaza y de mi belleza, sin discriminar a ninguna de ellas. Se concentró en los agujeros más sensibles de lo único lindo que tengo corazóncuerpo, y sin importarle mis órganos me besó la plenitud como nunca antes, me provocó orgasmos inaguantables hasta preñarme absolutamente de toda la tristeza que la tristeza posee.

Cuando preñada del todo y sin posibilidades de aborto le advertí que jamás pariría su engendro, repentinamente se despojó de toda la seducción invertida anteriormente, se dio vuelta en la cama quitándome las frazadas, y bostezando, lista para dormir y roncar, simplemente me dijo: jodete linda, ya no puedo evitarte.

Isabel Estercita Lew