
Colgué mi mente en una percha y la guardé en el ropero
No pienso, luego no insisto en pensar.
Fue en ese primer salón de baile… volví a verlo, desde entonces no pienso, mis pasos seducen el suelo gastado de La Catedral, El polaco canta Solo como un perro solo… y aunque me duelen los tacos o los pies o ese ocho que hago y deshago y se multiplica por mil veces ocho, no hay forma de minimizar tu presencia.
Me tomás de la cintura, te empecinás en que te siga, y yo vuelo bailarín, vuelo creyendo que bailo. Se me acalambra la pantorrilla, la rodilla, el corazón… la razón no, pues se me ha perdido.
Entra sin querer Pugliese con su piano en Recién con los versos de Homero Manzi, yo te sigo bailarín y noto que el techo se abre. Hay más estrellas que nunca, este predio se ha tragado todas las estrellas del barrio y vos bailarín y yo, seguimos bailando. No sé que es ese algo que nos hace subir, ya no tengo ropa, ya no tengo aliento, estamos bailando un tango más allá del cielo.
Isabel Estercita Lew
No pienso, luego no insisto en pensar.
Fue en ese primer salón de baile… volví a verlo, desde entonces no pienso, mis pasos seducen el suelo gastado de La Catedral, El polaco canta Solo como un perro solo… y aunque me duelen los tacos o los pies o ese ocho que hago y deshago y se multiplica por mil veces ocho, no hay forma de minimizar tu presencia.
Me tomás de la cintura, te empecinás en que te siga, y yo vuelo bailarín, vuelo creyendo que bailo. Se me acalambra la pantorrilla, la rodilla, el corazón… la razón no, pues se me ha perdido.
Entra sin querer Pugliese con su piano en Recién con los versos de Homero Manzi, yo te sigo bailarín y noto que el techo se abre. Hay más estrellas que nunca, este predio se ha tragado todas las estrellas del barrio y vos bailarín y yo, seguimos bailando. No sé que es ese algo que nos hace subir, ya no tengo ropa, ya no tengo aliento, estamos bailando un tango más allá del cielo.
Isabel Estercita Lew