viernes, 28 de agosto de 2009

El ajedrecista y mis tetitas autodidactas


Aunque nada sobraba, nunca sentí que me faltaran las muñecas y los juguetes que no tuve, al menos en aquel momento. El ajedrecista siempre creaba alternativas, juegos diferentes, maderitas, clavos, retazos de tela de su taller, botones, cuentos, paseos y por las noches mucha astronomía. Era un contar de estrellas que nunca acababa, sobre todo en los veranos.

Cuando mamá tenía tiempo discutía con el ajedrecista sobre el peligro de ciertos juegos para una niña, sobre que una niña debería vestirse con vestiditos, andar limpia, y con que él debería jugar menos al ajedrez y buscarse una changa para resolver todos esos líos. Pero lo cierto es que mamá casi nunca tenía tiempo para discutir.

El ajedrecista estudiaba mucho, estudiaba siempre. Se había graduado como autodidacta en astronomía, música clásica, subastas o remates y cachivaches.

Tenía un tremendo talento para comprar a precios módicos las cosas más inservibles del mundo. Pero los ojos del mundo nunca fueron tan divertidos.

Un día el ajedrecista se apareció en casa con un piano de cola sin cola pero con todas las teclas y afinado. Aprendí a tocarlo de oído, aprendí a tocarlo de mí misma, lo hice mientras mamá en sus ratos de tiempo lo peleaba.

No sé bien como pasó, a mí los dedos me los movía la música que me sonaba en el oído, yo iba viajando sin pentagrama con la mano derecha, mientras la voz de mamá aumentaba y papá iba moviendo caballos y torres imaginarias sin emitir palabra. Entonces a mi mano izquierda se le ocurrían acordes que acompañaban a mi mano derecha, y mamá se callaba, el ajedrecista no porque ya lo estaba. Aquel mismo día mamá intimó al ajedrecista a que mandara a estudiar piano.

Entonces papá me compró unos pentagramas, escribió las notas, las redondas, las fusas, las semifusas, las corcheas, las semicorcheas. Al otro día me trajo la partitura de la Arabesca. Entendí que debía aprender a tocarla. Creo que hasta hoy recuerdo como hacerlo.

Mamá me escuchó y se olvidó de discutir con el ajedrecista por un par de meses, hasta que nos cortaron la luz y entonces ella no podía planchar por las noches para escuchar tranquila su radionovela. Con la camisa arrugada, aquella noche el ajedrecista me mostró estrellas que nunca más volví a ver. Tampoco el piano.

Con maderitas y clavos hicimos con papá una casita de mentira, mamá no tenía tiempo para discutir, pero yo igual extrañaba mi piano. Me fui al galpón de la terraza donde él guardaba cajas, maderas y todo aquello que la gente tira para que se lo lleve a la muerte el basurero.

Jugué a encenderle fuego a las cajas de cartón, después las soplaba y listo. Seguí prendiendo fuego y soplando, hasta que el fuego ya no quiso apagarse. Entonces grité, el ajedrecista se apareció con dos pequeñas bombas matafuego. Vi como se extinguía y entonces me escondí en el ropero para que no me castigaran. Mamá me buscó un ratito, pero como estaba ocupada solo me amenazó: "ya vas a ver". Papá estaba un poco triste y se fue al club a jugar al ajedrez.

Dormí toda la noche en el ropero, al pedo, no me pegaron, no se asustaron con mi ausencia. Lo raro es que en un momento el ropero se abrió un poco y mágicamente entró un platito con un pan y una manzana pelada y cordada en ocho rodajas.

Al día siguiente algo me dolió de un modo distinto al dolor que conocía. Me miré en el espejo y me habían salido dos granos grandes en el pecho, una tetita, dos tetitas.

Los tiempos no eran buenos les escuchaba decir, mientras me miraba en el espejo las tetitas y un par de pendejos negros que me habían aparecido en el pubis.

A los pocos días papá se trajo una mandolina, yo andaba del todo distraída con las novedades de mi cuerpo, mamá no tenía tiempo, pero entre los dos me entregaron unas partituras y se quedaron esperando mi música.

En aquel momento no pude hacerlo, las tetitas y los pendejos me crecían y eso me daba miedo y me ocupaba los días y las noches.

Quizás volvieron a cortar muchas veces la luz, no lo recuerdo. Sé que cuando quise tocar la mandolina, ya no estaba. Tampoco mis viejos. Me anoté en la escuela de autodidactas, luego en la universidad y sigo haciendo carrera.

Isabel Estercita Lew

44 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Estercita eres una crack.
Me haces volar con lo que escribes.
Muchas gracias.

Besos.

Isabel Estercita Lew dijo...

Gracias a vos Torito, no sé por qué te quiero salvaje.

Estercita

Unknown dijo...

tu música autodidacta,
me revela misterios de mi vida,
no se por que salen si después debemos afeitarlos y nada es igual,
besos

Anónimo dijo...

Y las tetitas fueron buscando manos que las abrigaran, besos que les dieran alas,
y (coincido con Tomas) la depiladora se ocupará del resto.
Seguro que la que está muy ocupada ahora sos vos,
y nadie compra ya a precios increíbles cosas innecesarias porque no te hace falta,
y nada es ya tan nuevo… ni las lágrimas.

Pero el alma tuya sigue estando tan pura como entonces
Y sigue abstrayéndose en los significados…
Para regalarlos en hilitos de letras generosas
Como los acordes de aquel piano autodidacta.

Leerte es el placer que nos vas enseñando Diosa.

SIL dijo...

SOS UN PERSONAJE DE ANTOLOGÍA.
SOS UNICA.
NO HE PODIDO QUITAR LA VISTA DEL RELATO.
SI HUBIERAS PUESTO PUÑALES EN LUGAR DE PALABRAS, HUBIERAS CAUSADO EL MISMO EFECTO.
QUE SUERTE QUE TE CONOCÍ.
ME ESTOY PONIENDO CURSI.
CHAU.
ABRAZO INFINITO, IDOLA.

Adriana Godoy dijo...

Olha, me perdi hoje em seu texto. Algumas palavras me dificultaram o entendimento, estou meio burrinha hoje. O que pude perceber foi o seu dom artístico, sua facilidade para tocar o piano, seu talento e de repente, você na faculdade para dar vazão ao seu dom.É isso? Desculpe...beijo.

Ana Lopez Acosta dijo...

Estercita...Estercita, cuántas cosas tocás de oido nena...la pucha...
Un beso gigante.

Posmoderna dijo...

realismo magico

o

magica realidad?

esteban lob dijo...

Después de leer a Geheugen... solidarizo plenamente con lo que él dice. ¿Qué más agregar?
Me siento interpretado.

Cariños.

Josué Ramón Ascencio dijo...

Vaya recuerdo, muy buen escrito, a mi paso algo parecido con el fuego pero ami si me dieron una tunda qu eno pude acostarme de espaldas dos dias, gracias por tu vista besos.

miralunas dijo...

estercita, me he quedado pensando y sintiendo toda esa encrucijada entre la felicidad y lo otro.
para autodidacta sos una académica!!!


besos, chica

Ego dijo...

¿Dónde estará la mandolina ahora?

Esa pregunta contiene una novela.

Hazla!

Te espero en mi virtual casa. Un bexo

Unknown dijo...

Qué precioso texto has ecrito Estercita!!!

a cada palabra se sucedia una imagen en mí
y a la vez una transportación-si vale el término-a ayeres de mundos mágicos y muy lejanos.

Recibe mis saludos y
buen fin de semana!

Adal

Isabel Estercita Lew dijo...

Mejor no los afeitamos Tomas, a mi me gustan
Besote

Isabel Estercita Lew dijo...

Jaja Dany, no me gusta la depiladora, del resto por supuesto se han encargada.
No había pensado en eso, que nadie compra a precios de subasta cosas innecesarias… pero era muy divertido. Gracias por la música de tus letras

Isabel Estercita Lew dijo...

Sil, Mi bella lapidaria está muy lejos de ser cursi, yo la admiro señora, ya lo sabe!

Isabel Estercita Lew dijo...

Adri, você se perdeu e eu te achei. É também isso, fala do mundo da criança estercita e das percepções do mundo maluco dos adultos.
Beijos

Isabel Estercita Lew dijo...

Ana, sabés que sí, no lo puedo evitar, auque otras cositas las toco con las manitas
Besos muchacha

Isabel Estercita Lew dijo...

Posmoderna, creo que ambas cosas, no me lo había planteado...

Isabel Estercita Lew dijo...

Maestro Esteban, Geheugen es una excelente intérprete y extremadamente inteligente, que bueno que te sientas interpretado
Besos

Isabel Estercita Lew dijo...

Gracias Josué, en Argentina lo que te hicieron, la tunda, se dice "chas-chas en la colita", jaja
Necesito una visita guiada por tu blog, es la segunda vez que me pierdo, menos mal que luego me encuentro.
Besos

Isabel Estercita Lew dijo...

Miras, ya salí de esa encrucijada, lo que no sé es si eso es bueno.
Besotes

Isabel Estercita Lew dijo...

Ego, que escriba una novela a partir de la mandolina? Ufa, es como mucho, me da fiaquita, lo dejo para dentro de algunos años cuando me jubile.
Besos

Isabel Estercita Lew dijo...

Adal, que bueno que mi texto haya conseguido eso, me gustan esas cosas… transportarse a ayeres de mundos mágicos…
Buen fin de semana para vos también.

Anónimo dijo...

ISABEL, amiga querida, me maravilla tu capacidad de relato. Y "timing" que le ponés a ellos y la fuerza evocativa que generan.
Y te envidio: mi viejo NUNCA me enseño a disfrutar de las cosas "inútiles". Pobre.
Un beso grande
ROd

Marcelo dijo...

Anoche te soñé con un piano. Y no había leído esto. De verdad!
Un beso

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Estercita y el surrealismo:
En este momento andarías bien con Luís Buñuel y te enredás en Kafka.
Todo vale para tus amores y tus odios.Esas imágenes son patéticas
Sos valiente para describirlas.
El que te besa es Saúl.

Isabel Estercita Lew dijo...

Rod, tus comentarios son muy estimulantes y siempre me dan mucha fuerza.
Gracias por estar, un beso enorme

Isabel Estercita Lew dijo...

Uy Marce, tenés que hablar con Sigmund o con algún pai de santo.
Tocaba la Arabesca en el sueño? Beijos

Isabel Estercita Lew dijo...

Mi lord, aquí no hay surrealismo, no sé como andaría con Buñuel y no creo que en este caso me haya enredado Kafka, quizás al realismo subjetivo de la memoria le cayeron unas gotitas de magia. Las imágines patéticas las asocio a tu mirada, que no es la mía, así que sobró para vos jaja.
No sé si soy valiente, pero no dudo de mi honestidad y es eso lo que vuelco en mis relatos. En ello me juego, así como en todo lo que hago, eso no es patético, que pensás che?
Besos garoto

KUBAN dijo...

Las palabras siempre haciendo de las suyas. No pude evitar que quizás yo también tuve un ajedrecista y un piano con forma de guitarra. Gracias y te seguiré a donde quira que vayas.

Maga h dijo...

Estercita, me hamacó dulcemente como lo contás, lo que contás.Es precioso tu relato.
Es dulcemete verdadero, desdibuja la crueldad de esos tiempos, de la falta de tiempo.
Morí frente al platito que entró en el ropero, frente a esos granitos que nos amanecen.

Un abrazo gigante a vos a tu ternura única y a estos maravillosos dias para disfrutar al hijo!!!

MAGAH

Colibrí dijo...

Bueno ,bueno, hay que jugarse y lo haces muy bien...te interpreten como quieran los demás.
Gracias por tus comentarios en mi ventana. Tienes que ponerte a buscar esos brazos que contienen...
Besotes
Ester-Colibrí

Isabel Estercita Lew dijo...

Gracias Kuban por visita y tus palabras. Es muy bueno que haya pasado un ajedrecista por nuestras vidas, claro, con buena onda.
Besos

Isabel Estercita Lew dijo...

Gracias Magahita, solo te cuento que fue tal cual, al menos lo del platito.
Ya estoy disfrutando, fue mi mejor regalo de cumple
Te quiero Magah

Isabel Estercita Lew dijo...

Colibrí, hoy tengo todos los abrazos del mundo, digan lo que digan me quiero y no me mueve un pelo la irascibilidad de quien sea.
Besote míos vuelan para vos.

La sonrisa de Hiperion dijo...

" Sé que cuando quise tocar la mandolina, ya no estaba."

Todos los días sin luz salen ocupaciones que no volveremos a hacer, precisamente por eso, porque no hay luz.

Saludos !

Recomenzar dijo...

Tus palabras ya son letras que titilan a los lejos bailan saltan juegan... mientras te leemos.... se desbordan de la taza se cuelgan del techo ...mientras juegan a formar palabras cuando te leemos besos

Ana Lopez Acosta dijo...

Sólo pasé para dejarte un beso y "ver" como disfrutás de la presencia del bebé.

Steki dijo...

Me atrapaste, amiga. Me quedé pegada a la lectura de tu escrito. Te veo en las fotitos y te imagino como si te tuviera frente a mí. Muchas veces tenemos esa parte de nuestra historia algo guardada y leyéndote la saco a relucir.
Fuiste a ver algo del Campeonato de Tango? Yo vi a los japoneses por TN.
A vos te parece que en la Capital del Tango vengan a ganar los japoneses y los colombianos? Porteños! Qué pasó con ustedes, che?
BACI, STEKI.

M dijo...

Me encantantó la transformación de artista a la par de la transformación en mujer!!!!
El final me puso un poco triste, pero fue excelente como siempre.
Abrazos nena!

Hector Díaz dijo...

Acabo de leer tu escrito. Tiene todo lo que se necesita para ser exacto, ni una coma de más ni una de menos..
Pero además tiene una tersura que da gusto seguirlo.
Besos
Héctor
www.radio-al-cuadrado.blogspot.com

Ana dijo...

Maravillosamente simple. Un relato de los que me gusta leer, que me llevan por las palabras, las imágenes. Respetuoso a mi tiempo de lectura, dándome todo, no quedándote con nada. Un gusto, che.
Te abrazo