Hoy como todos los jueves fui al taller literario de la Biblioteca Nacional. Me gusta el loquito del escritor que coordina el taller, Vicente Batista, la cagada es que siempre llego tarde. Por eso hoy me había prometido no hacerlo y salí una hora antes de casa.
Me tomé el 110 que de pedo llegó enseguida y antes de las seis ya estaba en la Plaza del Lector. Entonces para hacer tiempo me senté a escribir el verso inacabado, aquel que siempre estoy por terminar pero nunca termino, es un tipo de verso que tiene reverso y es en el reverso donde me detengo, tacho y vuelvo a escribir desde el principio. A veces me cansa mucho y lo amenazo con prenderle fuego, pero ni chispea, al contrario, me enfrenta inspirado, me dice cosas tremendas, me toca, me besa, me grita, se calma y me invita a una copa. Entonces me conversa manso e insensato, como a mi me gusta porque tiene música, la puedo escuchar, me hace volar y subo con él por el concreto del predio de la biblioteca, hay mucho cielo, no miro hacia abajo, en el horizonte está el río y hacia allí me dirijo con mi verso. En aquel momento totalmente excitada le hago el amor. Es todo tan hermoso, no quiero que acabe, mis orgasmos no tienen límites, pero los del verso sí. El reverso se me perdió nuevamente.
Entré al taller con mi rostro ardiendo, ya había comenzado, estaban discutiendo o rompiéndole el culo a un cuento de alguien. Nuevamente llegué tarde y esta vez no me atreví a preguntar.
Isabel Estercita Lew
Me tomé el 110 que de pedo llegó enseguida y antes de las seis ya estaba en la Plaza del Lector. Entonces para hacer tiempo me senté a escribir el verso inacabado, aquel que siempre estoy por terminar pero nunca termino, es un tipo de verso que tiene reverso y es en el reverso donde me detengo, tacho y vuelvo a escribir desde el principio. A veces me cansa mucho y lo amenazo con prenderle fuego, pero ni chispea, al contrario, me enfrenta inspirado, me dice cosas tremendas, me toca, me besa, me grita, se calma y me invita a una copa. Entonces me conversa manso e insensato, como a mi me gusta porque tiene música, la puedo escuchar, me hace volar y subo con él por el concreto del predio de la biblioteca, hay mucho cielo, no miro hacia abajo, en el horizonte está el río y hacia allí me dirijo con mi verso. En aquel momento totalmente excitada le hago el amor. Es todo tan hermoso, no quiero que acabe, mis orgasmos no tienen límites, pero los del verso sí. El reverso se me perdió nuevamente.
Entré al taller con mi rostro ardiendo, ya había comenzado, estaban discutiendo o rompiéndole el culo a un cuento de alguien. Nuevamente llegué tarde y esta vez no me atreví a preguntar.
Isabel Estercita Lew
1 comentario:
...Que curioso ese reverso, gemelo del verso, pero mas borde y cansino, contestón y masculino.
...Que curioso que se resista, inacabado, manco de la última rima.
Ese reverso se alimenta de llamar tu atención, ...déjalo crecer.
Saludos
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