A este hotel venís de visita, soy apenas la susodicha, la que no es dicha, la que perdió la dicha. Soy el recinto adorado del pecado de tu más hondo placer.
A este hotel venís de visita, ponés las reglas y mis reglas no te limitan, pues soy tu goce, tu vicio, tu asco y tu deleite, tus fantasías realizadas, la otra de la otra de la otra, la que buscas cuando no hay otra, pero yo igual te amo, con mi descaro, con mi desprecio con mi alto precio.
A este hotel venís de visita, te sacás la peluca, te acaricias la nuca, pretendés besarme pero no, esa es mi única ley, mi solito mandamiento, lo único que no tiene precio.
Me golpeás con ganas, me tirás sobre la cama, me arrancás la ropa, me cojés, me cojés, mucho mas fuerte que a la otra de la otra de la otra que te besa. Pero yo no te beso, es mi única ley, mi mandamiento, lo único que no tiene precio.
Isabel Estercita Lew
A este hotel venís de visita, ponés las reglas y mis reglas no te limitan, pues soy tu goce, tu vicio, tu asco y tu deleite, tus fantasías realizadas, la otra de la otra de la otra, la que buscas cuando no hay otra, pero yo igual te amo, con mi descaro, con mi desprecio con mi alto precio.
A este hotel venís de visita, te sacás la peluca, te acaricias la nuca, pretendés besarme pero no, esa es mi única ley, mi solito mandamiento, lo único que no tiene precio.
Me golpeás con ganas, me tirás sobre la cama, me arrancás la ropa, me cojés, me cojés, mucho mas fuerte que a la otra de la otra de la otra que te besa. Pero yo no te beso, es mi única ley, mi mandamiento, lo único que no tiene precio.
Isabel Estercita Lew
No hay comentarios:
Publicar un comentario