En aquellas barricadas burguesas de cuando los medios agendan lo de siempre, lo redituable: o estás de este lado o estás de aquel… o este impresentable croto o aquel otro impresentable glamoroso, el cura proxeneta o el proxeneta ateo, el violador pobre o el zarpado rico, choque en las rutas o la calle no es de las putas, inseguridad segura o inseguridad desprolija?
Y como siempre y además, todo esto se remonta obviamente a los intereses financieros de los medios que nunca están en el medio, valga la redundancia, el medio está de acá o está de allá, según la bolsa de valores. Lo gracioso es que para variar Luís Jaime Gomes Lew, no estaba ni de acá ni de allá, ni con este ni con aquel, estaba jugando como siempre al tatetí consigo mismo y para variar ninguno ganaba, pero como suele suceder en estos juegos cantados, el uno de los jugadores que también era el otro, tuvo un brote de aburrimiento y se distrajo mirando la tele y aunque nada le cuajaba lo tomó como un juego diferente, fue cambiando de canal a velocidad luz y veía todo de lo mismo en cámara rápida. Se rascó un huevo, pensó que hacía tiempo que no visitaba un prostíbulo, se tocó nuevamente, pero un poco más pensando en aquellas bellas chicas; eyaculó y volvió a jugar consigo mismo al tatetí como hacía un rato, como hacían todos.
Y como siempre y además, todo esto se remonta obviamente a los intereses financieros de los medios que nunca están en el medio, valga la redundancia, el medio está de acá o está de allá, según la bolsa de valores. Lo gracioso es que para variar Luís Jaime Gomes Lew, no estaba ni de acá ni de allá, ni con este ni con aquel, estaba jugando como siempre al tatetí consigo mismo y para variar ninguno ganaba, pero como suele suceder en estos juegos cantados, el uno de los jugadores que también era el otro, tuvo un brote de aburrimiento y se distrajo mirando la tele y aunque nada le cuajaba lo tomó como un juego diferente, fue cambiando de canal a velocidad luz y veía todo de lo mismo en cámara rápida. Se rascó un huevo, pensó que hacía tiempo que no visitaba un prostíbulo, se tocó nuevamente, pero un poco más pensando en aquellas bellas chicas; eyaculó y volvió a jugar consigo mismo al tatetí como hacía un rato, como hacían todos.
Isabel Estercita Lew
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