viernes, 7 de noviembre de 2008

Enferma terminal


Hace algunos días realicé mi visita de rutina al médico. El cambalache de mi obra social los cambia constantemente, y yo que soy bastante paranoica, necesito contención, cosa que había logrado con la doc clínica que me atendió durante tres años. Antes de llegar a este pasé por un par pero no me gustaron, en realidad este tampoco me gustó, tenía aquella cara de sabelotodo yosoylomás vos una mera paciente. Lo guitarreé un poquito pero hizo oídos sordos a mi música, me fui silbando bajito a la toldería y mal, mal porque nunca aprendí a silbar.
Ya en casa revisé minuciosamente todos los estudios que me había mandado a hacer, la mayoría eran conocidos, pero había un par nuevo, por lo que busqué en Internet motivos y causas de tales estudios. Me preocupó uno con un nombre claramente escatológico, me reservo el compartir esta información, el tema es que en las informaciones encontradas, yo podía estar con cáncer, anemia o mal de Chagas, entre otras atrocidades.
Dada mi situación terminal, los síntomas comenzaron a manifestarse por todo mi cuerpo, y como soy casi atea y bastante agnóstica le pedía al cielo y a algunos pájaros que me libraran de tanto sufrimiento. En algunos segundos me sentí mejor, era un alivio temporario. No debía perder más tiempo, las cosas tenían que estar en orden antes de mi partida definitiva. Mis bienes materiales eran poquísimos, que mis hijos usaran lo que lo que les sirviese y que repartieran el resto con quien se les antojara. Quemé algunos escritos que no servían para nada y que me daban mucha vergüenza, tiré algunos cuadros que ni a mí me gustaban. Mis cuentos están archivados, mis canciones grabadas, mis oleos en la pared, otras obras menores en mi compu…
Hace un rato me llamó él, el que me llama a veces, y con el a veces nos amamos. Creo que es un juego del destino, hacía mucho que no estábamos juntos. Yo siempre dije que quería morirme amando.

Isabel Estercita Lew

1 comentario:

Marcelo dijo...

Amalo. Y después, no te mueras.