sábado, 16 de febrero de 2008

1492

Por uno de esos pasos raros que da la vida, en 1987 me encontraba en China, y para precisar exactamente lo que viene al caso, estaba caminando por la gran muralla y sacando fotos para el trabajo que me habían encomendado. De pronto me deparé con personas que me resultaban familiares, me detuve y los observé, un par de ellos comenzó a tocar la flauta. Son mongoles, me dijo el guía. Yo soy de América Latina, pensé, pero conozco ese sonido, y sus rasgos me son familiares, se asemejan a mucha gente de mi tierra… Esta gente es de Mongolia, me dijo el guía, están de vacaciones, la China comunista les permite viajar y conocer "su tierra". No me animé a discutir con el guía. Para mí por sus facciones y su música bien podrían ser peruanos, bolivianos, o salteños. Más tarde supe que los pueblos originarios de América antes de la primera invasión española habían llegado hacía unos 30.000 años provenientes de Asia y Oceanía. No sé como se llamaba antes de la invasión y el genocidio europeo, luego se llamó América por un tal de… Así era como premiaban a los invasores, con un porcentaje del oro robado y además le adjudicaban su nombre.
Pueden llamarlos como mierda se les antoje, yo no tengo dudas de que antes de la invasión y posterior genocidio de estos pueblos, había un tipo de hermandad en principio con Asia, no conocí Oceanía.
El tema es que esta gente construyó durante siglos sus comunidades, su vida, su historia, pero después de la invasión no quedó ni siquiera un mortal para contarla. Han quedado vestigios de estas gentes, no las llamaré de civilizaciones puesto que luego de la invasión, los victimarios que se autodenominaban civilizados y llamaban a sus víctimas salvajes, y como la Real Academia Española reconoce estos términos, obviamente para mi no tienen ningún valor.
Además de masacrar y robar todo de los pueblos originarios, han inventado una historia para justificar tal masacre.
Pero como hoy nadie se cree la historia de los corruptos reyes de España, de los católicos y eclesiásticos corruptos sedientos de oro, podemos concentrarnos inmensamente en esta historia que nos pertenece, dar vuelta los desnudos bolsillos del alma y atrevernos a conocer y por supuesto a reconocer el despojo y la matanza de los pueblos originarios de la tierra que habitamos y que realmente no nos pertenece.
Ellos nunca pidieron que las abandonemos, había lugar para todos, y no necesitaban títulos de propiedad. Solo desean permanecer en sus territorios, sembrar la tierra y hacer su vida, esto es hablar en su lengua, no necesitar títulos de propiedad, puesto que sus títulos de propiedad no eran papeles, eran hechos, el hecho de estar viviendo aquí o allá, sembrar alimentos, solo eso.
Esta gente no usaba combustibles no contaminaban ni mataban animales por deporte, apenas extraían de la naturaleza lo necesario para vivir.
Los tiempos cambiaron, pero podemos respetarnos. Ellos no depredaban, reconocían a la naturaleza como toda poderosa, era femenina, y es mucho decir, no depredaba ni inventaba guerras económicas.
Fuimos haciendo mierda nuestro planeta, y ya no hay vuelta atrás, pero hay como parar la devastación.… No son necesarios los presidentes o mandatarios, estos no nos llevaran a hacer lo que debemos hacer ya. Ahora somos necesarios nosotros, las personas simples. El poder está en nosotros y el no poder, también.
Sabemos que existe un inconciente colectivo, hagamos las cosas que nos conducen a legitimar la vida, los gobiernos no son necesarios, guiémonos por la intuición hacia la vida, solo eso.

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