sábado, 8 de marzo de 2008

Las estrellas no mueren


A un año de tu ausencia

Mi estrella Lilí, sabías que extrañarte es bello y es triste, como aquellas coplas de amores, tan bellas y tan tristes.
Estaba pensando en nuestra orquesta de amigas, cada una con sus instrumentos, como una convergencia compulsiva de deseos individuales. Cada una quiere ejecutar su instrumento, su voz, su parte en la partitura, pero algo nos reúne en una gran voz de sinfonía, si falta una o desafina, se pierde la cadencia.
Pensaba que las amigas son como una orquesta, y aunque sigamos tocando, la batuta se pierde un poco cuando señala tu vacío… las notas, los acordes, los disonantes, la melodía que ya no tocás. Pero nosotras somos estrellas, creo que hablamos de eso un día, o quizás lo imaginé; dijimos que cada una tenía luz propia, será por eso que seguís brillando. Tantos años luz te restan, nos restan… que suena tonto pensar que dejaremos de brillar.
Gracias por tu luz, Lilí, pestañas de abanico en cada guiño. Gracias por el nuestro último Bellas Artes, gracias por la belleza que le otorgamos al arte que no entendemos pero que de todas formas nuestras miradas, apenas nuestras miradas lo tornan arte. Gracias no es despedida, amiga, gracias es como un saludo que te quiere abrazar y no puede. Todavía nos vamos a portar muy mal, y ya que la batuta está desconforme con tu vacío, tomá, agarrala, te bancamos, pero no exageres. Hasta luego amiga, pestañas de abanico. Estrellita Lilí.

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