martes, 18 de marzo de 2008

Aquí no te matamos, aquí te desaparecemos.


Karma siniestro el de mi tierra, ese que aún carga y por lo visto seguirá cargando. Esto viene de viejas fechas, de allá por 1492, entonces la cosa fue hecha con toda la aprobación legal de todo el viejo continente. Cinco siglos después desaparecieron 30.000 con la aprobación, el apoyo, la estrategia y la dirección camuflada del nuevo imperio, un continente resuelto de de buenos modales, acumulación exagerada de capitales, pieles blancas y una que otra miscegenación. Así lo quiere Dios, volvieron a decir, pero esta vez secretamente, puesto que como también se autodefinían como civilizados, mal les sentaba ante su microclima de admiradores y séquitos decirse responsables del la barbarie.
Aunque la mayoría, por no decir todos los genocidios de esta tierra respondan a la codicia, irónicamente entre los pecados capitales que estos dueños de capitales pregonan, se encuentra la codicia. Pero como la codicia vicia… supongo que se entiende.


Aquí no olvidamos, aquí no perdonamos, aquí pasan años para que los comunicadores se dignen a comunicar que no es ahora, que esta lucha tiene siglos, que esta otra lucha tiene años y que esta que viene… quien sabe… porque la paciencia pobrecita, está media harta de hartadotes y fascistas, que la paciencia pobrecita se está dando vuelta, que no tiene más ganas de bajar la cabeza, que ya basta, que ya es hora de que la tortilla se vuelva.

Isabel Estercita Lew